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Las palabras andantes

Negra, negra navidad

Negra, negra navidad

            Aquél año no me enteré de la llegada de la Navidad hasta que cierto tipo achaparrado llegó a mi casa, a mediados de Diciembre, para hacerme entrega del regalo de mi tío muerto. Ahora, cuando pienso en ello, me sorprende no haber reparado antes en estas fiestas.

            Y me sorprende porque recuerdo que precisamente ese año al Ayuntamiento le había dado por colgar, desde mi ventana hasta la de los vecinos de enfrente, uno de esos alumbrados de alambre que cruzan las calles. Yo ni me enteré, la verdad; sólo me sobresalté un poco una noche en la que me sorprendió ver de repente un haz luminoso y amarillo que provenía del exterior. Era el encendido de las bombillas. Y no unas bombillas cualquiera, nada que ver con esas que ponen ahora de bajo consumo que apenas brillan, apagaditas como velas. No señor; las mías eran de las que cada vez que se encienden producen la subida de las acciones de las eléctricas y la desaparición de dos o tres ballenas. Porque en mi barrio siempre han pensado que mariconadas las justas. Y así, desde aquella noche, al menos supe que algo se andaba cociendo por ahí. Pero juro que se me había olvidado que en Diciembre se celebra la Navidad hasta que apareció aquél tipo.

            Vestía de negro. Era calvo, aunque eso sólo lo supe cuando le invité a entrar en casa y se quitó el sombrero, porque llevaba hasta sombrero, de esos hongos y pequeños, como él mismo. Aún siendo corto de estatura su cuerpo resultaba ancho, con un cuello grueso de buey. La piel parecía tenerla teñida por una finísima capa de ceniza y dos bolsas marrones colgaban bajo sus ojos, oscuros también. Cuando llamó a la puerta y se presentó como agente de Seguros Ocaso pensé que había personas que nacían predestinadas para ciertos empleos.

            -¿Ya me toca pagar la cuota? -pregunté inocente. El tipo titubeó un poco y, sin mirarme directamente a la cara, me aseguró que sí.

            -¿Puedo entrar? -dijo con, quizás, cierta premura. Vi que echaba mano de una raída carpetita de cartón azul y sacaba una pluma de su bolsillo derecho. El abrigo largo, que le llegaba por debajo de las rodillas, revoleteaba sin parar-. Es que tendría usted que firmarme... porque usted es Doña...

            -Sí, sí -dije yo rápidamente al oír mi nombre-. Pase usted, será un momento.

            Le introduje con cierta educación hasta mi saloncito y le invité a tomar asiento. Lo hizo, juntando las piernas como expectante. Yo me quedé mirándolo de pie.

            -Me tiene que dar un recibo, ¿no?

            El tipo aquél abrió los ojos de forma desmesurada.

            -¿Tendría un café? -dio por respuesta.

            -Pues... -comencé a murmurar, buscando tiempo para intentar comprender qué coño hacía un desconocido fofo y ojeroso sentado en mi salón pidiéndome café.

            -Una tacita nada más. Es que le he mentido, no soy del Ocaso y necesito un café.

            -¿Cómo? ¿Qué no es usted...? -pero el tipo no me dejó seguir.

            -No -respondió con un extraño aplomo-. No trabajo para ninguna casa de seguros.

            -¿Y qué hace usted aquí? ¿Qué quiere? Es más, ¿cómo narices sabe que yo tengo el Ocaso?-estallé.

            -Ah, pero ¿hay otras aseguradoras?

            -Joder, joder, Santa Lucía, por ejemplo.

            -¡Es verdad! -dijo el tipo, dándose una palmada en la frente-, no había caído. Qué suerte, acerté a la primera.

            -Bueno, ¡ya está bien! -estallé yo por segunda vez-. Quién es usted y qué quiere. O mejor, lárguese de aquí o le atizo con algo.

            -No se enfade, se lo pido por favor -dijo, perdiendo parte de su recién adquirido optimismo-. He venido para hacerle entrega de un regalo.

            Comencé a considerar seriamente que, si en algún lugar de mi ser había un colmo, una frontera, ésta estaba a punto de ser rebasada. Apreté tanto los dientes que éstos comenzaron a rechinar. Realmente estaba muy enfadada... lo que ocurre es que una ve a diario la tele y sabe que hay mucho loco suelto. Y los locos suelen ser peligrosos. Así que pensé de repente que quizás el hombre que tenía en mi salón guardaba uno de esos cuchillos grandes de carnicero atado a la cintura con una cuerda, como el destripador de Alcorcón, y mi ira fue cediendo para dar paso a un mitigado temor. Preferí ser prudente.

            -Vaya -comenté-. No me diga, un regalo. ¿Y su nombre me dijo que era...?

            -Albricio. Pero eso no importa. ¡Mire! -me dijo, abriendo mucho los ojos- aquí está el regalo-. En ese momento introdujo su manaza bajo el abrigo y mis piernas comenzaron a flaquear. Pero lo que vio la luz de mi salón no fue ningún cuchillo jamonero, sino un paquete envuelto en el basto papel que se utiliza en las pescaderías. Lo depositó con reverencial cuidado en la mesita. "Es de su tío", dijo con una sonrisa.

            -De mi tío.

            -Sí, de su tío Godofredo.

            Miré el paquete, miré al tipo y me mordí el labio de abajo.

            -Mi tío Godofredo lleva muerto veinte años. No ha podido regalarme nada -aduje sombría.

            -Claro que sí, lleva veinte años ahorrando para hacerle este regalo. Le quería mucho a usted, nunca la ha olvidado, veinte años ahorrando, qué barbaridad. Es que los muertos cobramos muy poco, yo no habría sido capaz, desde luego.

            -¿Los muertos...? -tartamudeé yo.

            -Sí, sí, los muertos no hacemos nada más que trabajar por una miseria. Trabajar y trabajar, ese es nuestro pan de cada día. Porque no descansamos ni los domingos. ¡Ah! -exclamó, y sus ojos tomaron una expresión soñadora- ¡aproveche usted! -me dijo-. Aproveche ahora, que está viva. Cuando se muera no va a parar.

            -Pero me está diciendo que está usted muerto -volví a repetir. Más el tipo seguía con su cháchara.

            -¡Qué envidia la vida que llevan ustedes! -decía-. ¡Quién estuviera vivo de nuevo, así cualquiera! Jornadas de 8 horas, descansos de fin de semana... claro, es lo que tiene el estar sindicado. Porque nosotros... algunos, los más desfavorecidos, desde luego, pasan hasta hambre. Y porque no nos dejan, que si no ya estaríamos todos aquí; pero vivimos en un mundo de fronteras, qué le vamos a hacer. Algunos ilegales tienen ustedes, creo que los llaman fantasmas. Ya sé que son gente problemática, no se adaptan, no. Pero yo siempre abogué por la multiculturalidad.

            -¿Y de qué conoce usted a mi tío Godofredo? -tartamudée, aturdida por la palabrería de mi invitado-. Y ya de paso que hace aquí, ¿es usted también un fantasm... digo, un ilegal?

            -No, no, yo trabajo en esto. Soy recadero intermundial. Paso de un mundo a otro para llevar recados, paquetetes, ya sabe. Las mercancías sí son libres, siempre lo han sido. Pero no tienen patas.

            -Ajá -musité; y la verdad es que no se me ocurría otra cosa qué decir. Todo mi pensamiento era, en esos instantes, una sucesión de "ajás" interminables... hasta que finalmente opté por articular algo más, cualquier cosa.

            -¿Y el subterfugio este de hacerse pasar por un agente del Ocaso? -pregunté como embotada.

            -Es que verá -respondió solícito-, yo entiendo que de estas cosas no se habla, que mi trabajo es muy desconocido y puede desconcertar al principio. Por eso voy de mentirijillas por ahí. Digo "vengo por tal cosa" y la gente me abre la puerta. Aunque... si fuera un ladrón o un asesino utilizaría la misma estrategia, qué gracioso, lo mismo la asusté a usted.

            -Pero no lo es.

            -¿El qué?

            -Un ladrón, o un asesino.

            El tipo sonrió y dejó entrever unos dientes podridos, casi de madera.

            -No, ya no.

            Finalmente logré desembarazarme de él; mientras salía a empollones empujado por mí y reclamando su taza de café, logré hacerle entender que su visita me había sido muy agradable pero que el tiempo, incluso para los vivos, también es a veces escaso.

            -Espere, espere -protestaba-, déjeme ver al menos el regalo... ni se imagina lo que me ha costado encontrarla, la de tiempo que he llevado ese paquete esmeradamente envuelto pegado a mi, con la continua tentación de desenvolverlo...

            -Nada, no puede ser, va a empezar ya mismo McGuiver en Cuatro y no me lo puedo perder.

            -Pero... ¿y el café?

            -Sólo bebo Cola Cao, lo siento.

            Y se fue, milagrosamente.

            Hubo un momento de sepulcral silencio. Tras la berborrea de mi increíble invitado sólo quedaba un paquete envuelto en papel de estraza sobre mi mesa. Estaba allí y parecía como si me mirara con pena. Me acerqué cuidadosamente a él. Iba a cogerlo pero me lo pensé mejor y me senté frente a la mesa sin quitarle ojo. Toda aquella historia de muertos, visitas y seguros Ocaso aún formaban un torbellino en mi mente que me hacían sentir turbada. Pero sin más dilación, y pensando en McGuiver, que estaría a punto de comenzar, alargué la mano y lo cogí. Comprobé que no pesaba mucho; con destreza y algo de nerviosismo deslié el basto papel gris y abrí el paquete. Ante mí apareció un par de zapatos negros, acharolados, brillantes como la mismísima plata bruñida y con dos pequeños tacones remachados en terciopelo. Sin duda, el sueño de cualquier niña preadolescente de trece años. Con abatimiento coloqué el zapato derecho bajo la planta de mi pié y comprobé, por si acaso, que me sobraban los dedos. Mi tío Godofredo, cómo no, veinte años ahorrando para esto. Suspiré, los eché a un lado y ya me disponía a encender el televisor cuando vi brillar algo más en el fondo del paquete. Asomé la nariz y me di cuenta de lo que era: una postalita horrorosamente hortera en la que, con purpurina y lentejas, se había escrito un torcido "Feliz Navidad".

            -¡Hostias! -exclamé sin poder reprimirlo- ¡que ya es Navidad!

Rafael P. Calmaestra

Ricci

Ricci

Me gusta sus facciones extrañas

el diminuto cuerpo

los papeles que le dan: de siniestra adolescente en la Familia Adams a lesbiana experimental en Monster, pasando por la nueva abogada-mujer fatal que juega con Richard Fish en la 5ª temporada de Ally McBeal.

No la he visto en demasiadas películas, pero las pocas interpretaciones que conozco me han hecho distinguir en ella una actriz diferente, que transmite sensaciones más allá de sus personajes. Tras el maquillaje de turno, el guión aprendido y la mirada ensayada, se vislumbran destellos inevitables de Christina Ricci . El auténtico nombre que da vida a multitud de historias.

Sin duda se trata de una actriz que resplandece por sí sola. No recuerda a ninguna otra, sino más bien ha extendido una imagen que hace que muchas otras se parezcan a ella.

Ya sabéis, enchufad el emule y a bajar alguna de sus pelis!

 

Cabaret 

 

Estos japoneses

Menos mal que tengo amigos frikis que me pasan enlaces curiosos y graciosos.El último,este que os pongo.Si es que me encantan las ocurrencias de los japoneses,son geniales ^^


Karma

Karma

     En algunas azoteas de Madrid se pueden encontrar, a veces, mujeres rubias mirando el cielo. Los cielos siempre son azules cuando hay una rubia mirando. Estas mujeres son intermitentes, parpadeantes, se ha de observar muy bien para darse cuenta de que están. En la Avenida de Córdoba nº 23, cerca del Doce de Octubre, vi a una en el ático. Subí a fumarme un cigarrillo y estaba allí. Frente a sus ojos se extendía un vergel de bloques moteados por árboles bajo el cielo azul, tan azul aquél día, de Madrid. Le pregunté cualquier cosa y se giró para mirarme.          

  -¿Sabes que los helicópteros son en realidad ángeles? –me dijo, sonriendo.  

 Rafael P. Calmaestra

Pararse a pensar: ¿pesimismo o liberación?

Pararse a pensar: ¿pesimismo o liberación?

Hablar de Bruckner es cómo no decir nada.

Es él, a través de sus palabras de sentido casi doloroso, quién sólo puede transmitir aunque sea sólo un pequeño esbozo de su pensamiento. Leerme a mí refiriéndome a su obra, a su deslumbrante capacidad de transceder el gesto más común o a esa habilidad envidable por ofrecer el ángulo más insospechado de este estúpido mundo no servirá absolutamente de nada. Podré despertaros curiosidad, resultaros aburrida, enrevesada, hasta puede que interesante, pero toda mención que yo haga de este hombre será en vano. Se disolverá mientras la pronunció y no permanecerá siquiera una mínima sensación de recuerdo.

En serio, no exagero. El tratamiento que este ensayista hace de multitud de cuestiones sociales de hoy día y la forma en la que va desglosando su filosofía hasta dejarte boquiabierto merecía un pequeño espacio aquí, aunque ya me haya referido a él en mi blog. Pascal Bruckner, con su Tentación de la inocencia, ha conquistado la parte intelectual de mí que más atención exigía.

Si os apetece cuestionaros la vida y todolodemás no dejéis de leerlo.

Magnífico.


Una sociedad que genera exclusivamente consumidores está atentando contra sí misma

La prosperidad miserable

La euforia perpetua y pequeña biografía

Para empezar yastabién!

Cabaret

Martes y Trece

¿Quién no recuerda a este dúo de humoristas?Se puede decir que eran los Cruz y Raya de hace unos diez años,aunque es evidente que el estilo es distinto.

Para recordar es el esketch(¿se escribe así?)de las encarnadillas y que pongo aquí ya que siempre ha sido el más famoso,a parte de las parodias de anuncios de televisión,de Juego de Niños o imitaciones varias de cantantes.

A mí me encanta y lo comparto con vosotros ^^

Pequeña Miss Sunshine

Pequeña Miss Sunshine

Es la última película que he ido a ver al cine y la recomiendo, no porque sea un peliculón, sino porque es la típica producción que pasa desapercibida cuando bodrios alucinantes recaudan millones sólo porque la gente llega al cine y se pregunta "¿Y qué peli vemos?" y cogen y se meten en la primera que les suena sólo porque alguien se ha gastado más pasta en publicitarla.

 Es una comedia sobre el concepto americano del "fracasado" que es algo que siempre he odiado y, aunque en cierto modo cae en algunos puntos típicos, creo que aborda todo de una forma distinta. Al menos en el cine yo no tenía la sensación de estar viendo algo manido.

Se trata de una familia de perdedores que se embarca en un viaje en furgoneta con el propósito de llevar a la pequeña a un concurso de belleza para niñas (¿Porqué no tendremos en España maravillas de esas? ¡Oh, Dios! Seguro que lo tenemos pero todavía no me he enterado...). El padre es un hombre patético que cree haber inventado la receta perfecta para que cualquiera pueda convertirse en un triunfador, el abuelo es drogadicto, el hijo parece un alien que ha decidido no volver a hablar nunca más, el hermano de la madre acaba de intentar suicidarse y la madre parece medio normal, pero sólo si la comparas con los demás. ¡Ah! La niña, Olive, es igualita a una que salía en los tebeos cuando yo era niña: "Montse, la amiga de los animales", además las dos tienen un toque ochentero, Montse por causas evidentes y Olive por eso de que tiene que ser un poco freak para estar dentro de la familia.

 Los personajes se hacen de querer, te ríes un montón y, no sé, contagia optimismo. Sobre todo las escenas de la furgoneta. Sales del cine contento después de haber pasado un buen rato y yo creo que eso vale mucho, que no todo tienen porqué ser obras de alto contenido intelectual :P

 En serio, que si vais este fin de semana al cine, entrad, partíos de risa y disfrutad de una comedia que vale la pena.

 Cambiando de tema, estoy planeando un post-concurso de parecidos razonables. Es muy fácil, tenéis que enviarme una foto de algún conocido, preferiblemente vosotros mismos y otra de algún actor/director/etc. al que se parezca mucho. Las iré colgando y luego se vota. Yo conocí a Gandalf este verano y estoy deseando fardar de ello :P

 No seáis siesos y animaos,

 Balle

PD: Ya sé  que el montaje de la foto es un poco cutre pero tampoco me iba a poner en plan profesional, la idea es que veais a toda la familia y el parecido razonable entre Montse y Olive 

Chupa chups

Chupa chups

Llevaba tiempo escociéndome los ojos. Los tenía tan sucios que empecé a llorar tierra. Miraba demasiado a Nicola y Nicola me hablaba siempre de muertos: de Stalingrado, de Dresde, del vecino del segundo. A mí me la soplan los rusos, los alemanes y los vecinos del segundo. ¿Por qué siempre me hablaba de lo mismo? Si yo sólo quería besarla y tocarle una teta.¡Siento verla crecer y alejarse de mí como se aleja la hierba del suelo en pos del cielo azul atravesado por nubes blancas y aviones de pasajeros!¡Deseo tenerla cerca como los gatos desean estar siempre cerca de ratones grises y peludos que se mueven si cesar!

¡Nicola nombre de ola! Nicole nombre de flor. ¿Sabes ya por qué mis ojos lloran tierra? Porque quiero saborear tus pechos como si fueran chupa chups.

Rafael P. Calmaestra

Josefina Molina

Josefina Molina

Mamá ahora es feliz.

Suele hablar muy deprisa y en un tono muy alto. Ya de niña no lo soportaba. Ahora todavía me pasa. Me pone de los nervios que alce y alce la voz, más por causas remotas de infancia que porque pretenda llevar la razón. Que también. Ella quiere decir lo que piensa, aunque muchas veces no sepa muy bien lo que piensa y por un lado dice lo que en realidad DEBERÍA pensar y por otro se contradice por lo que más se acerca a su verdad. Tiene pautas establecidas por tiempo, familia, condiciones que por fidelidad a ellas debe mantener la imagen correspondiente. Y como es así, cuando hablamos, aunque descubra que en el fondo somos de lo más parecidas, alza la voz para dejarme clara su postura, esa que yo le desmonto y le vuelve un poco aturdida.

Mi madre soy yo de mayor en muchas cosas y ella se reconoce en mi como la niña que quiso ser y consiguio serlo en sus fantasías, mientras se soñaba maravillosa con un mundo maravilloso. Y digo se soñaba porque en muy poco lo consiguio. Encontro una vida diseñada con patrones equivocados, algo que no le correspondía y le hacía mucho llorar.

Pero ahora ella es muy feliz y se le nota porque ríe y comenta lo incomentable y me pregunta si soy feliz con mi vida y continúa contradiciéndome para pasados los días desvelarme un gesto descuidado en el que me da razón. Me invita a comer fuera, me compra ropa blanca y sábanas coloreadas, me confiesa amores de juventud y se acerca a su manera. Y a mí me gusta. Y escribo por primera o segunda vez para ella sin reproches, ni escozores, con absoluta transparencia.

Todos queremos a nuestras madres, se diga o no se diga, se sepa o no se sepa. Yo quiero mucho a la mía y lo digo aquí porque me apetece y porque voy ensayando para decírselo también a ella más a menudo.


Cabaret

Bobobo

Esta serie sí que es friki.Creo recordar que son 60 capítulos en total.

Recuerdo que yo los veía,no hace mucho,no tendrá más de dos años, y eran tan surrealistas...llegaba un punto que me colapsaba,porque eran demasiado absurdos,pero había escenas que tenías que reirte.

El protagonista es Bobobo,el liberta cabelleras.Se dedica a ir por el mundo en busca de los cazadores de pelo que van dejando calva a la gente por ahí.Y sus mejores ataques son los de cabello nasal.Os dejo una muestra,jeje.

Alejo y Valentina

Me habló de esta serie un amigo de Uruguay,que parece que en el mundo friky de allí es bastante conocida.Y realmente es una serie para frikys totalmente,sólo hay que ver el primer capítulo,que es el que os pongo.Para quien quiera más,le dejo el enlace de la página: http://www.locoarts.com.ar/alejoyvalentina.htm y ya vosotros haceis autoservicio :P

Ella como cualquiera

Ella como cualquiera

Hablaré de la serie Mujeres porque me es inevitable si pretendo hacer una mención especial de Carmen Ruiz o Julia en su personaje. He buscado en Google información sobre ella pero sólo salen las referencias a su papel en esta iniciativa de Pedro Almodóvar, así que no sé si es que la chica hasta el momento no había obtenido papeles de relevancia o que éste es el primero.

En mi opinión, la chica lo borda. Se ríe de sí misma, de su vida y de cuánto se cruza en su camino. Mezcla el humor y el patetismo con habilidad singular y te hace reconocer en sus palabras y gestos las múltiples caras de uno mismo o las de algún conocido. Encarna el día día de todos: la evasión nocturna, la nostalgia, la desesperación y la ínfima ternura de todas las cosas.

Ha sido un placer descubrirla y espero encontrarla en muchas más representaciones.

Por cierto, al final ni he hablado de la serie ni na de na, pero como tenéis el enlace, ahí podéis poneros al día.

Cabaret

El Laberinto del Fauno

El Laberinto del Fauno

El cine estaba lleno. No es el tipo de película al que va tanta gente pero, claro, le han dado mucha publicidad, en el telediario hablaban de ella todos los días y… estamos de puente. Yo había visto un par de fotogramas hace meses y había pensado “Quiero verla”. Por entonces yo pensaba que la película sería íntegramente un film fantástico. Luego llegó la promoción aquí en España y me enteré de que era una historia sobre la Guerra Civil y no sólo sobre laberintos de fábulas. Desde ese momento yo ya sabía que no debía ir a verla.

Yo no veo ese tipo de películas. No es porque no me gusten, es que no soporto verlas. Supongo que tenemos suerte de vivir en este país y en esta época porque todos los horrores del mundo nos quedan taaaaaann lejossss… A veces se asoman a nuestras pantallas o al periódico, pero en seguida podemos desviar la vista y ya no están. Pero en el cine es más complicado. Dos o tres horas viendo esa clase de cosas, ya lo he dicho, no lo soporto. Hay una serie de películas que querría ver pero para las que aún no he reunido el valor suficiente. Películas como “El pianista”, “La lista de Schindler” o incluso “La vida es bella” de la que sólo he querido ver la primera parte en la que no hay asomo de drama aún. Por eso sabía que no debía ir a ver “El laberinto del fauno”, pero fui.

Quizás exagere si digo que pasé media película con los ojos tapados, aún así seguro que al menos un cuarto del metraje de la película no ha pasado por mis retinas. Recuerdo numerosas ocasiones en las que deseaba tanto levantarme y salir del cine… no estaba mirando, pero tampoco soportaba oírlo, no quería seguir presenciándolo.

Ridículo, pensareis. Sí, seguramente. Y eso que traté de guardar la compostura. Mi hermano dice que me hinché de llorar pero yo, que me conozco, sé que no lloré apenas comparado con lo que me suelen afectar este tipo de películas. Sé que de haberla visto sola en mi casa hubiese hipado continuamente.

A mi hermano le ha impresionado el monstruo fantástico con los ojos en las manos. A mí no. No me angustian los seres de ficción, lo que me matan son las escenas con un trasfondo verídico. Lo que me mata de “Tesis” o “Asesinato en 8 milímetros” es saber que existen las películas “snuff”. Lo que me hacía querer huir de la sala durante “El laberinto del Fauno” eran las escenas de tortura o de sadismo como el asesinato con la botella. No las he visto y, es cierto que a veces (no todas) ese tipo de escenas se cortaban antes de llegar lo peor, pero por lo que escuchaba y por las expresiones del resto de personas en la sala os aseguro que hay algunas durísimas. Soy muy impresionable, lo sé. Y quizás nada de lo que cuento os interese. Sólo intentaba reflexionar sobre nuestra familiaridad con la violencia. Supongo que la mía es nula y no soporto ser consciente de que existe la tortura, el sadismo, la crueldad, la indiferencia a esos niveles. Que somos capaces de esas cosas. Que quizás algún día me toque ver esas atrocidades más de cerca, aunque sea improbable.

Bueno, aunque ya es difícil que este post pueda considerarse una reseña cinematográfica intentaré dejar de lado el aspecto crudo y aterrador de la película y explicar que es lo que me ha parecido al margen de eso.

La película, como ya sabréis narra la historia de Ofelia, una niña que viaja con su madre hasta la base de operaciones de su padrastro, capitán franquista, en el campo. Mientras en el mundo real la salud de su madre peligra por su embarazo y se vive la lucha entre los fascistas y los maquis de la zona, Ofelia se refugia en un mundo de fantasía protagonizado por la existencia de un laberinto regentado por un fauno.

Aunque la publicidad ha dado a entender que la presencia del aspecto fantástico era mayoritaria, no es así, los sucesos reales tienen un gran protagonismo. Además, los extraordinarios sucesos que vive Ofelia de la mano del fauno, aunque propios de cuentos de hadas no son menos terribles que la realidad. En este sentido Guillermo del Toro ha conseguido recuperar la antigua esencia de los cuentos tras los que  siempre se esconde algo temible. Visualmente la película resulta espectacular, con ese toque entre fantástico y aterrador. En cuanto a la interpretación creo que la actuación de la niña Ivana Baquero es digna de ser destacada, sobre todo teniendo en cuenta su edad. El mensaje, aunque maniqueísta en su representación de los maquis y los fascistas (héroes y asesinos sádicos respectivamente), viene a decir que, en esa España de Caín y Abel en la que los hermanos se matan entre sí, aún queda gente capaz de optar por perder los privilegios prometidos antes que derramar la sangre del hermano inocente, aunque éste carezca del mismo estatus o esté indefenso. Además se exhorta a la desobediencia. ¿Cuántas cosas han sucedido en el mundo por la obediencia ciega? ¿Cuántos durante el nazismo, el fascismo, el estalinismo o cualquier guerra no se han excusado a sí mismos diciéndose que sólo acataban órdenes? ¿Cuántas personas “normales” han hecho barbaridades sin plantearse romper la baraja? Por eso me quedo con la fantástica frase del médico, justo después de contradecir al capitán fascista: “Es que, obedecer por obedecer, sin más… Eso sólo lo hacen personas como usted”. En lo que se equivoca la película es en dar a entender que sólo personas sádicas y enfermas obedecen por obedecer, sólo hay que echar un vistazo a la historia, o mirarnos al espejo.

Balle

Mujer literaria

Mujer literaria

Mi carrera no destaca por asignaturas apasionantes con profesores apasionantes, ni por la bohemia que en sí su nombre podría llevar implícita. Ni mucho menos. Así tanta gente que llegó ilusionada con encontrar poco menos que el parnaso granadino, tras la decepción del primer año se marcharon en busca de vientos más frescos. Yo por el contrario llegué a Hispánicas sin ninguna idea preconcebida. Más bien algo desanimada por tener que hacer mi cuarta opción de la lista de estudios, al no haber entrado ni en Periodismo, ni en Comunicación Audiovisual ni en Publicidad en Málaga. Así que para mí, cualquier chispita de emoción en clase me hacía entusiasmarme, no como aquellos que esperaban encontrar en las aulas fuegos artificiales y derroche de sensibilidad.

Lo cierto es que no era para tanto. Algunos profesores y algunas asignaturas se salvaban. Realmente conseguian despertarte el interés hasta por el mismísimo Cervantes. Preguntad si no por Juan Carlos Rodríguez y sus asignaturas. Provocaban auténtico furor entre los alumnos. Yo incluída. Para que voy a resistirme.

Todo esto viene como introducción al modo en que me topé con algunas autoras en lengua española contemporánea que me hicieron cambiar completamente mi visión de la poesía. La asignatura con un nombre más que atractivo: El imaginario femenino, de igual manera atraía a buen número de gente como repelía a otra tanta. La profesora tenía fama de borde, estirada y rara y francamente un poquito de eso tenía, pero era según le pillarás el día. Recuerdo sus clases con verdadera admiración porque además de explicarlo todo con gran maestría, su peculiar forma de ser le daba cierta personalidad a sus enseñanzas y, por lo menos a mí, me hacía esforzarme particularmente, además de por si preguntaba en clase y si no respondías con gracia terminaba diciéndote cualquier barbaridad, porque ella sabía cómo motivarnos para estudiar porque de verdad merecía la pena.

Estudié así el libro Ellas tienen la palabra en el que desfilaron multitud de caras extrañas que compartían sus más íntimas inquietudes con una cercanía que terminaba por hacerte sentir ellas mismas. Entre las que más me gustaron está Cristina Peri Rossi . Mujer hoy de edad madura, que abarcó temas como la homosexualidad, el deseo o las reivindicaciones de la mujer en versos cargados de un lirísmo cotidiano, hasta el momento desconocido para mí. Imágenes sublimes, instinto, fuerza y fragilidad se conjugan en sus letras configurando los genes de su propia voz.

Os dejo algo cortito, por si os despierto la curiosidad. Si no, otro día vendré con otros nombres a ver si hay más suerte.

DESPUÉS

Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe del amor:

Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y transeúntes.

Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del amor.

Ya no amo.

Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en él
soy una pieza más del engranaje.

Ya no estoy loca.

"Otra vez eros" 1994

 

Cabaret 

Luke Skywalker

Luke Skywalker

            Lucas buscó el trampolín más alto. Subió la escalerilla peldaño a peldaño, sin dejarse ninguno atrás, y saltó. Describió dos vueltas perfectas en el aire antes de zambullirse, creando clónicos círculos efímeros. Las personas que miraban desde el borde correspondieron a la magnífica zambullida con su amor. Lucas surca el aire formando geometrías silenciosas. Sonríe a las gradas, al cloro, a los cielos. Sale mojado; manos prestas a secarlo con toallas azules tocan uno de sus rizos mientras él ríe blancas espumas de agua. Todos lo contemplan felices, radiantes en el día de hoy. En este lugar hemos conocido a Dios, dicen.

Rafael P. Calmaestra  

Clerks

El comentar una película debería ser de la sección de Balle,pero esta peli es peli friki por excelencia,así que quiero dejaros un minutito de ella.Yo había visto ya algunos trozos,pero fue el otro día en casa de Dani cuando la vi entera por primera vez.

En algunas ocasiones es un poco burda,otras surrealista,pero hay que decir,que tiene diálogos interesantes y que algunas cosas son tan ridículas,que podrían ser verdad perfectamente.

La película prácticamente se desarrolla entre un video club y una tienda de comestibles y productos varios,en un día cualquiera,en que al protagonista le pasa de todo.Y es que la vida a veces,es un tanto rara y la gente,aún más.

El rock más eléctrico

El rock más eléctrico

Me gustan sus letras, sus melodias, la concepción que tiene del mundo y su manera de transmitirlo. Es diferente.

Desde que empezó en Los Piratas , ya se intuía un rock español nuevo, en otra línea de lo que se había venido haciendo. En su carrera en solitario mantiene la misma esencia, aunque ha experimentado algo más con la música electrónica y ha dado especial relevancia a los instrumentos mediante largos minutos sin voz. Algo surrealista pero digno de ser escuchado. Por lo menos una vez.

Iván Ferreiro lo merece. Para empezar, una cancioncita:

Turnedo - Iván Ferreiro

Cabaret

La Censura I

La Censura I

Imaginad que vivís en la sociedad americana de finales del siglo XIX, en 1896 para ser más exactos.

A las chicas bien no se os permite quedaros a solas con hombres sin supervisión.

La mayoría de los chicos tenéis claro que hay dos tipos de mujeres: aquellas con las que divertirse y aquellas que sólo se dejan tocar después de un compromiso firme o, más bien, de la boda.

El cine acaba de ser inventado. Nunca antes habíais visto nada así. Habéis estado un par de veces en una de esas salas de proyección: es un sótano mal ventilado y oscuro donde acuden gentes de todo tipo, niños y mayores. En ese espacio tan sugestivo habéis asistido a llegadas de trenes, salidas de iglesias, imágenes de la vida cotidiana o escenas rodadas en el teatro. Breves retazos de realidad que la pantalla reproduce tan vívidamente que no podéis evitar quedar boquiabiertos.

Pagáis un níquel. Saludáis en la entrada al panadero que ha venido con su mujer. Descendéis las escaleras y os sentáis en el mejor sitio que conseguís. Se apagan las luces. Continúan las voces pero ahora son murmullos.

Comienza la proyección: se ve una calle y coches y gentes pasando. Acaba el primer rollo. Inicia uno nuevo.

Son un hombre y una mujer. Están muy cerca de vosotros, en primer plano, veis perfectamente todos los detalles. Os removéis en vuestros asientos incómodos por la proximidad entre esas dos personas. No sois los únicos.

Entonces el hombre toma el rostro de ella tiernamente con sus manos y lo acerca hasta él. Pensáis en el desconocido o la desconocida que hay en el asiento de al lado. En las decenas de extraños con las que os veis revueltos en una sala oscura siendo testigos de esa obscenidad.

Finalmente la pareja de la pantalla se besa (¡en la boca!). Notáis calor en vuestras mejillas. Estáis asistiendo a algo que la gente decente sólo hace en la intimidad de sus casas y no lo estáis viendo a escondidas en una revista o a través de una cerradura, a salvo de ser descubiertos en ese acto de voyerismo perverso: estáis sentados como espectadores, con la mirada fija, junto a vecinos, conocidos y extraños.

Es… perturbador.

Algunos se levantan indignados, especialmente varias señoras y también algún padre que ha venido con sus hijas. Otros miran hacia abajo avergonzados. Unos cuantos no pueden dejar de observar la pantalla.

Acaba de nacer la llamada primera película erótica de la historia: “El beso” de Thomas Alva Edison. La multitud de críticas que suscitó entre la sociedad puritana fue la primera chispa de una ola de indignación moral que se desató contra el cine. Poco importaba que John Rice y May Irwin (los actores) fuesen marido y mujer.

Esas salas oscuras y el realismo de las imágenes podían ser muy perniciosos si no se enviaban los mensajes adecuados: edificantes y libres de cualquier tachadura ética. La presión a la que la industria fue sometida desde entonces, bajo diversas formas, se tradujo en la censura.

Me he extendido mucho así que ya hablaremos otro día más de este tema.

Balle

OK GO

No quiero pisar el post de Cabaret,que lo puso ayer,así que en letras grandes digo que antes de ver mi post mirad el de Cabaret,que tiene prioridad,jeje,que para eso lo puso primero,aunque lo mío no tiene nada que ver con lo suyo,jiji.

No conozco este grupo,la verdad,ni sé mucho de las canciones que hacen(por no decir nada),pero ayer viendo la televisión,vi este video,que me pareció muy original y además,la canción hasta está chula,jeje.Y no pude resistirme a buscarlo en youtube para compartirlo con vosotros.

Así que aquí os lo dejo.


Clara Bow

Clara Bow

Si soy sincera nunca he visto el cine mudo y del clásico no tengo demasiada crítica. Películas como Desayuno con diamantes, Bienvenido Mr Marshall o Con faldas y a lo loco, son algunos ejemplos de las producciones que he visto de este tipo. Alguna que otra más, pero no puede decirse que tenga conocimiento de causa para emitir juicios fundados sobre los actores o directores de esta época, como mucho sobre los guiones, que ni eso.

Según lo que he leído sobre esta actriz, se convirtió en el prototipo de los años veinte denominado flapper, que se refería a las chicas que vestían de forma atrevida, fuamaban o se divertían en los clubes de jazz. Después de un dato así, que despierta el interés de cualquiera, es casi obligado bajarse alguna de sus películas para ver que tal lo hacía. ¿Interpretaría también personajes salidos de la norma?

Aquí para empezar.

 

Cabaret