Blogia
Las palabras andantes

Retazos

Retazos

            En los últimos días varios vecinos comenzaron a dar la voz de alarma ante el excesivo aumento de la presencia de ratones en el edificio. Lo encontré algo exagerado, aunque tengo que reconocer que alguna vez he visto un pequeño y redondo ser peludo corretear entre las baldosas del segundo. A mí los ratones me parecen animalitos simpáticos y silenciosos, por fuerza han de caerme bien. No entiendo tanta incuria contra ellos. Yo los dejaría vivir, aunque tengan esa manía de reproducirse a todas horas... la cacería comenzó, de todas formas, con las ratoneras, y al principio eran muchos los que amanecían despanzurrados entre sus mecanismos, pero al poco sus compañeros aprendieron la lección y ahora sólo los más despistados caen en la trampa del queso fácil. Se impusieron entonces métodos de exterminio más bastos, como el típico escobazo o pisotón, pero matar de uno en uno y mancharse las manos con ello no es muy del siglo XX, menos aún del XXI. Así que la solución final ha sido la típica: adopción masiva de gatos, todos negros por añadidura, y que se encarguen ellos.

 

            Y la cosa es que gato ya había en el edificio. Se trata de uno gordo y viejo que vive abajo, donde las calderas. Dicen los del quinto que pertenecía a un antiguo portero que, por lo visto, habitaba hace años en el edificio. El portero murió o desapareció absorbido por las modernas tecnologías de lo automático, pero el gato se quedó y desde entonces vive solo, como yo. Aún así los vecinos reniegan de él, nunca caza nada, echan pestes de su color entre gris y marrón y lo tienen por un gato flojo. Yo pienso de distinta manera, yo veo en él al Oskar Schlinder de los gatos. Imagino que acoge y ayuda a los ratones en el sótano sin esperar nada a cambio. Me gustaría que fuera verdad. Cuando en alguna ocasión me lo he cruzado en el rellano, he sentido la imperiosa necesidad de detenerme a mirarlo para observar si había en sus ojos algo que corroborara mi sospecha. No he podido, sin embargo, porque siempre es difícil aguantarle la mirada a un gato.

 

Rafael P. Calmaestra

14 comentarios

Rafael -

Honor que me haces, Roxana :) ¿Si soy escritor? Soy más lector que otra cosa. Un besillo

Roxana -

hola cuando vi esta foto y la ley me enamore, me gusto montones lo que dices y la manera en que te expresas, me preguntaba si eres escritor????? me hize un blog solo para postearte :) eso xau

Rafael -

Gracias flor!! Hacía tiempo que no venía por aquí :)
Y me entra nostalgia... un beso, seas quien seas, y suerte.

flor de metal -

a mi simplemente me encantó.. parece un retazo de un libro muy interesante.. bien por ti rafael

Rafael -

Hola Gladys!! Tienes razón, los gatos son todos unos haraganes.
Besitos!

gladys -

Yo no pienso tan bien de ese gato gordo y haragan, yo creo que está poseido por la pereza.
Lo que no quiere dedir que no haya disfrutado tu relato. Mira que hace tiempo no leía nada tuyo.

Rafael -

Hola Pilar!! Que no entienden de color ni de estatura, son las cosas del querer jeje. Pues me gusta que pasen cosas así :P aunque no sea muy práctico...
Besos!

La pistola de Larra -

Mi madre tiene un perro que se llama KIKO, recogido de la calle con la intención de que espantara a los montones de gatos que se acomodan a su terraza, paren, pasan celos, maúllan sin parar. Kiko era la esperanza, y se le trató como a un hijo, huevo frito por la noche, jamón york de merienda, potaje de legumbres en la comida. Kiko ahora se sienta en el sillón, y por la ventana saluda a los gatos cuando los ve pasar. Solo si algún humano está presente, hace como que gruñe, pero sin mucho empeño. Son las cosas del querer.
Un saludo, Rafael, ahora veo tus textos. Besos.

Oceanida -

Me encanta la idea de un gato defensor de ratones...

Buenisimo escrito.

Te dejo un abrazo muy fuerte rafa.

Lala -

Pues a mí me gusta tal y como está.Es como si leyeras unos párrafos de un libro para ver de qué puede tratar ;)

Rafael -

jo, es que me gusta así, sin final...

Balle -

Jurjur. No es culpa del gato. Es que el relato no tiene final. Empiezas hablando de los ratones pero al final no se sabe qué pasa con los pobrecillos. Era como el del niño globo. Creo que si lo intentas podrías proponer algo mejor para el final.
¡Besos!

Rafael -

Surgió, sin más. Si el final es flojo la culpa es del gato, que también lo es :P :P
Un beso, gracias.

cabaret -

Qué buena tu imaginación. De dónde surgio la idea de escribir sobre ratones? De tus textos me gusta que le das la extensión justa para mantener al lector atento y casi siempre redondeas con un final de oro. Ahora una pequeña crítica: en este caso el final te quedó un poco flojo. Aún así, felicidades :)