Miel
Primero se enamoró de sus piernas. Eso pienso.
Sus piernas eran blancas blanquísimas y las imaginaba con olor a miel.
En el centro, la colmena que guardaría dulces gotitas listas para derramarse piernas abajo. Miel en sus pezones, que también imaginaba color miel, miel en su lengua rosada, miel en todo su cuerpo.
Porque ahora pienso que primero se enamoró de su carne.
Luego vinieron los ojos, sigo pensando. Esos pozos negros. Un pozo es un buen lugar, profundo, con agua fresca. Si en él viven un sapo y una serpiente entonces será además un pozo mágico. En los pozos no hay miel, la miel está en la piel y no tan adentro.
Luego vinieron los ojos, pues, y entonces el amor se hubo de hacer tierno. Y doloroso. Y para siempre nunca jamás.
Él se enamoró de su prima, a la que vio reír y jugar y llorar y hablar y leer y correr tantos días claros de esos que invariablemente quedan atrás.
Pero quizás estamos hablando de un pecado.
Como quizás se trataba de un pecado se escribió en la mano una R azul para irse y no olvidar nunca el día de su cumpleaños.
Cuando la R se junta con el 12 y con el 9 la felicita esté donde esté.
Vuelve a acordarse de la miel y los pozos. Envidia a los pozeros y las abejas y se siente un poco más solo.
Ella estará ahora en el centro de ciudades enormes, grandes y lejanas para mí como el sol.
Rafael P. Calmaestra
6 comentarios
Rafael -
cabaret -
xalabin -
¿De que color es la nieve?
Y cuando es barro, ceniza, olvido... ¿siempre blanca?
xalabin -
Rafael -
Besos.
Oceanida -
Precioso.
Un beso Rafa.