Mi carrera no destaca por asignaturas apasionantes con profesores apasionantes, ni por la bohemia que en sí su nombre podría llevar implícita. Ni mucho menos. Así tanta gente que llegó ilusionada con encontrar poco menos que el parnaso granadino, tras la decepción del primer año se marcharon en busca de vientos más frescos. Yo por el contrario llegué a Hispánicas sin ninguna idea preconcebida. Más bien algo desanimada por tener que hacer mi cuarta opción de la lista de estudios, al no haber entrado ni en Periodismo, ni en Comunicación Audiovisual ni en Publicidad en Málaga. Así que para mí, cualquier chispita de emoción en clase me hacía entusiasmarme, no como aquellos que esperaban encontrar en las aulas fuegos artificiales y derroche de sensibilidad.
Lo cierto es que no era para tanto. Algunos profesores y algunas asignaturas se salvaban. Realmente conseguian despertarte el interés hasta por el mismísimo Cervantes. Preguntad si no por Juan Carlos Rodríguez y sus asignaturas. Provocaban auténtico furor entre los alumnos. Yo incluída. Para que voy a resistirme.
Todo esto viene como introducción al modo en que me topé con algunas autoras en lengua española contemporánea que me hicieron cambiar completamente mi visión de la poesía. La asignatura con un nombre más que atractivo: El imaginario femenino, de igual manera atraía a buen número de gente como repelía a otra tanta. La profesora tenía fama de borde, estirada y rara y francamente un poquito de eso tenía, pero era según le pillarás el día. Recuerdo sus clases con verdadera admiración porque además de explicarlo todo con gran maestría, su peculiar forma de ser le daba cierta personalidad a sus enseñanzas y, por lo menos a mí, me hacía esforzarme particularmente, además de por si preguntaba en clase y si no respondías con gracia terminaba diciéndote cualquier barbaridad, porque ella sabía cómo motivarnos para estudiar porque de verdad merecía la pena.
Estudié así el libro Ellas tienen la palabra en el que desfilaron multitud de caras extrañas que compartían sus más íntimas inquietudes con una cercanía que terminaba por hacerte sentir ellas mismas. Entre las que más me gustaron está Cristina Peri Rossi . Mujer hoy de edad madura, que abarcó temas como la homosexualidad, el deseo o las reivindicaciones de la mujer en versos cargados de un lirísmo cotidiano, hasta el momento desconocido para mí. Imágenes sublimes, instinto, fuerza y fragilidad se conjugan en sus letras configurando los genes de su propia voz.
Os dejo algo cortito, por si os despierto la curiosidad. Si no, otro día vendré con otros nombres a ver si hay más suerte.
DESPUÉS
Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe del amor:
Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y transeúntes.
Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del amor.
Ya no amo.
Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en él
soy una pieza más del engranaje.
Ya no estoy loca.
"Otra vez eros" 1994
Cabaret